Johnny Cash. Dolor y redencion

Well, you wonder why I always dress in black / why you never see bright colors on my back… (Johnny Cash en The man in black, 1971)

I hurt myself today / To see if I still feel / I focus on the pain / The only thing that’s real… (Johnny Cash en Hurt, 2002)

Won’t you help to sing / These songs of freedom? / ‘Cause all I ever have / Redemption songs… (Johnny Cash con Joe Strummer en Redemption song, 2002)

Johnny Cash cantaba sin artificios.

Su voz era tan grave y severa como su vestuario habitualmente negro. Pero sin alterar su reciedumbre ni parecer impostada en su intención, también podía sonar pícara, preceptora o solemne. Capaz incluso de embaucar (por ejemplo con A boy named Sue), agitar (con I got stripes o Cocaine Blues) o emocionar (con Green green grass of home o Greystone Chapel) a los presos de las penitenciarías estatales en las que actuó en varias ocasiones.

Johnny Cash, desde sus inicios en los estudios Sun de Sam Phillips en Memphis, cantaba con la calma natural de un árbol que tiende sus raíces en tierra dura y cubierta de polvo. Sin pensarlo, simplemente haciéndolo. Por necesidad e instinto. Cash construía sus canciones a fuerza de vida (y no de una vida fácil precisamente), y las compartía con prístina sinceridad.

Sin embargo, aún podía alcanzar un grado más de pureza. Entrado ya en sus sesenta, la corteza del árbol empezó a desprenderse en las sesiones producidas por Rick Rubin para American Recordings. Hasta que en 2002, visiblemente castigado por la enfermedad, Johnny Cash nos mostró el alma en toda su desnudez.

En 1993 Johnny Cash aceptó grabar para el sello American Recordings.

La compañía había sido fundada por el productor Rick Rubin después de su salida de Def Jam Recordings en 1988. Los trabajos más conocidos de Rubin estaban asociados al hardrock (Slayer) y al rap (Sir Mix-a-Lot), o a la fusión de ambos: uno de sus proyectos más celebrados fue la regrabación del tema Walk this way de Aerosmith por los raperos Run DMC en su álbum Rising Hell (1986), con la participación de los propios Aerosmith. De entrada quizá no pudiera parecer el mejor espacio para Johnny Cash,  que ya era considerado un «dinosaurio» del country. Pero la disposición de Rubin para indagar en el Cash más esencial que anteriores (y desafortunadas) producciones habían enturbiado, decidieron su alistamiento en American Recordings.

Johnny Cash. Dolor y redención: American Recordings (1994)

Johnny Cash grabó la mayor parte del álbum acompañado únicamente con su guitarra en su propia «casa del lago» de Hendersonville, Tennessee (según las notas del álbum in Rick’s living room and Johnny Cash’s cabin). Solo los temas Tennessee stud y The man who couldn’t cry se registraron en directo en el club The Vipper Room de Johnny Depp en Los Ángeles. El resultado fue el álbum Johnny Cash. American Recordings. El arriesgado ejercicio de minimalismo (también notable en el blanco y negro del material gráfico del soporte y que se reproduciría en los futuros lanzamientos de Cash para American) se vio recompensado: obtuvo la aclamación de la crítica y el Grammy 1994 a mejor álbum de folk contemporáneo. Incluso la sofisticada modelo Kate Moss no puso reparos en aparecer en el videoclip promocional de la canción Delia’s gone.

Sin duda, Johnny Cash volvía a estar en el buen camino. Las raíces del árbol habían retomado su avance siguiendo su instinto.

Johnny Cash. Dolor y redención. Portada del álbum Johnny Cash. American Recordings (edición en CD), de 1994 producido por Rick Rubin.
Johnny Cash. Dolor y redención. Contraportada, disco y libreto desplegable con notas manuscritas del álbum Johnny Cash. American Recordings (edición en CD) de 1994.

Johnny Cash. Dolor y redención: Unchained (1996)

El segundo trabajo de Johnny Cash para American Recordings llegó en 1996, con el título Unchained. En este álbum Cash está arropado por Tom Petty y sus Heartbreakers (Mike Campbell, Howie Epstein, Steve Ferrone y Benmont Tench) y otros músicos como Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers. A pesar de que Unchained obtuvo el Grammy 1998 a mejor álbum country, fue ninguneado precisamente por las emisoras country dominadas por la industria de Nashville, más orientada entonces hacia un country más joven y pop como el de Shania Twain o Dixie Chicks.

El siguiente álbum de Johnny Cash se haría esperar cuatro años.

Johnny Cash. Dolor y redención. Portada del álbum Unchained (edición en CD), de 1996.
Johnny Cash. Dolor y redención. Contraportada, disco y libreto del álbum Unchained (edición en CD) de 1996.

Johnny Cash. Dolor y redención: American III. Solitary man (2000)

En 1997 Johnny Cash fue diagnosticado de una enfermedad neurodegenerativa, el síndorme de Shy-Drager, con síntomas similares a los del Parkinson y que afecta al patrón respiratorio. Además, en 1998, una neumonía que forzó su hospitalización dejó dañados sus pulmones. La dolencia planea sobre el carácter y el tono reflexivo de las canciones seleccionadas para componer el tercer álbum de Johnny Cash para American Recordings, y se hace evidente en momentos en los que su voz aparece debilitada por la enfermedad. El disco se tituló American III: Solitary man y se abre con toda una declaración de resistencia ante el amenazador deterioro de su salud: I won’t back down (No me echaré atrás, de Tom Petty).

American III: Solitary man también se grabó en la «casa del lago» de Johnny Cash en Hendersonville, Tennessee. El resultado volvió a convencer a la crítica con versiones como One de U2 o Solitary man de Neil Diamond que, además de titular el álbum, le valió el Grammy 2000 a mejor interpretación vocal country masculina. En el disco volvían a participar Tom Petty and The Heartbreakers y artistas country como Sheryl Crow o Merle Haggard. Pero sin duda la aparición más relevante es la de June Carter-Cash. La mujer a la que Johnny siempre amó aporta su todavía cristalina voz a Field of Diamonds (que Johnny Cash ya había grabado en 1986 con Waylon Jennings para el álbum Heroes) en contraste con la de su marido, que empezaba a sonar gastada.

La corteza tan fuerte y recia del outlaw, del highwayman, empezaba a agrietarse dejando ver lo que había debajo.

Johnny Cash. Dolor y redención. Portada del álbum American III: Solitary man (edición en CD), de 2000.
Johnny Cash. Dolor y redención. Contraportada, disco y libreto en forma de póster desplegable del álbum American III: Solitary man (edición en CD) de 2000.

Johnny Cash. Dolor y redención: American IV. The man comes around (2002)

El deterioro de Johnny Cash era innegable cuando en noviembre de 2002 apareció American IV: The man comes around, el último disco que publicaría en vida.

En la fotografía de portada aparece prematuramente envejecido, su voz suena débil y se puede escuchar su respiración fatigada entre líneas. Aún así se atreve a abordar versiones (en un formato acústico) de canciones de Sting (I hung my head) o Depeche Mode (Personal Jesus). En American IV aparece también la celebrada canción The man comes around, utilizada con frecuencia en el cine (la última en los créditos finales de Logan, de James Mangold) y melancólicos acercamientos a la tradicional irlandesa Danny boy, a First time ever I saw your face de Roberta Flack (donde la voz de Cash ni siquiera intenta disimular su infinita tristeza) o a Bridge over troubled water de Simon & Garfunkel. En el disco participan artistas como Nick Cave, Don Henley de The Eagles o Fiona Apple pero, a pesar de su fragilidad, la voz de Johnny Cash domina el disco y deja en segundo término cualquier colaboración.

La muerte de su amada June y la suya propia estaban demasiado próximas y por eso American IV: The man comes around es una muestra de voluntad incuestionable. Un ejercicio de sinceridad que desgarra tejidos y dudas y que se instala sin preguntar en cualquier corazón. Y la prueba está en Hurt, una canción compuesta originalmente por Trent Reznor para el álbum The Downward Spiral (1994) de Nine Inch Nails. Está en su coraje al afrontar la letra, en su voz esforzada y en el piano que se empasta con su fatiga en el crescendo final de la canción; pero, sobre todo, está en el estremecedor videoclip que el director Mark Romanek y el director de fotografía Jean-Yves Escoffer idearon para acompañar la última confesión de un árbol viejo que no podía estirar más sus raíces. Sin velos ni disimulos consiguieron filmar, por fin, el alma rota de Johnny Cash.

La grabación del videoclip se llevó a cabo sin planificación previa en la ya emblemática «casa del lago» de Hendersonville, en octubre de 2002. La idea básica era conseguir imágenes del cantante en el hogar donde llevaba años viviendo su más o menos voluntario retiro. En principio el fondo elegido era la biblioteca pero, al parecer, Romanek se sintió abrumado al pensar que Cash ya no podía leer aquellos magníficos y valiosos libros. Decidió cambiar de escenario y optó por centrar el trabajo en un gran salón que albergaba un piano con el que podrían obtener una imagen diferente del artista, más asociada a la guitarra. La improvisación obligó a filmar también, como material de relleno para completar el metraje necesario, en el descuidado «House of Cash Museum». Allí se tomaron detalles de vestigios polvorientos y recuerdos anquilosados que, en el montaje final combinado con material de archivo que mostraba edades pretéritas, se convertían en metáfora del paso del tiempo y del estado actual de Johnny Cash.

En el videoclipCash (siempre sentado pues ya precisaba de silla de ruedas para desplazarse y no podía mantenerse solo en pie) se mimetiza con la abigarrada decoración, entre rural y barroca, de su casa filmada con una atmósfera casi fantasmagórica. Rasgueando la guitarra o al piano, su cuerpo marchito y sus manos ancianas se confunden con la madera, las molduras, las pinturas de Frederic Remington y el vidrio tallado. Como si se desvaneciera en el espacio que atesora la memoria que habrá de quedar de él o, al contrario, como si se resistiera a marchar y quisiera perpetuarse transformado en objeto, en tótem que debiera dejar constancia de su notable existencia.

Dos hallazgos del videoclip merecen especial atención por su importancia emocional y simbólica: la presencia furtiva de June Carter y la copa de vino que Johnny derrama sobre la mesa. Aunque en la edición del clip las escenas se entrecruzan, veámoslas por separado:

Primero, la inesperada aparición de June Carter. Johnny Cash tenía problemas para controlar la movilidad de sus músculos faciales, por lo que sincronizar el movimiento de sus labios con la grabación de Hurt era un trabajo muy costoso que se alargaba a pesar de sus esfuerzos. Al escuchar la canción June, también enferma y sin poder abandonar la cama por prescripción médica, desoyó las órdenes y bajó las escaleras hasta el salón donde estaban filmando a Johnny con su guitarra. Es un instante fugaz y ni siquiera llegan a cruzar sus miradas, pero resulta conmovedor. Ella lo observa desde la escalera con ternura y él alza la cabeza como si la notara a su espalda, mientras canta (casi recita): «What have I become / My sweetest friend?/ Everyone I know / Goes away… in the end»¿En qué me he convertido, mi más dulce amiga? Todos los que conozco, al final… se van»).

Poco más de medio año después, en mayo de 2003, June Carter sería hospitalizada para someterse a una cirugía cardíaca y moriría a causa de su complicación el 15 de mayo. Sin June, Johnny Cash era la aguja perpleja en el limbo de una brújula desnortada. Siempre fue así. Para que ella los encontrara, el «hombre de negro» de imponente aspecto y voz recia, el marginal y el predicador, el outlaw de vida turbulenta, el rudo highwayman, recortaba corazones de papel. Él ya solo sobreviviría cuatro meses a la ausencia de su musa, compañera, esposa y amiga.

Pieza del libro House of Cash (Insight Editions, 2011): corazón de papel con texto manuscrito de Johnny Cash para June.

Segundo, la copa derramada. El videoclip también muestra a Johnny Cash sentado a la mesa donde se está regalando un (¿último?) banquete. Una postrera celebración (aunque solitaria) de su vida, como adelantándose al próximo final del que la escena anterior parecía una premonición. Luce una vistosa chaqueta western con flecos y brocados y muestra la abundancia dispuesta para él, champán incluido. En un momento de arrebatada inspiración, Cash sorprendió a los presentes levantando una copa de vino con mano temblorosa para, a continuación, verter su contenido sobre la mesa. Lo hace mirando resignado a la cámara y sin desafío, antes de dejar de nuevo la copa con contundencia, mientras canta sobre la percusión obstinada del piano: «And you could have it all / My empire of dirt / I will let you down / I will make you hurt» («Y pudiste tenerlo todo, mi imperio de basura. Te decepcionaré y te haré daño»). 

Con ese gesto Johnny Cash podría estar bendiciendo un mundo que clama a gritos por su redención o, al contrario, rompiendo amargamente con él y dejándolo (dejándonos) a su (nuestra) suerte. De una forma u otra, él no iba a quedarse. Y mucho menos, sin June a su lado.

Johnny Cash. Dolor y redención. Portada del álbum American IV: The man comes around (edición en CD), de 2002.
Johnny Cash. Dolor y redención. Contraportada, disco y libreto del álbum American IV: The man comes around (edición en CD) de 2002.

Johnny Cash. Dolor y redención: Unearthed (2003)

Apenas dos meses después de la muerte de Johnny Cash en septiembre de 2003, apareció la lujosa box recopilatoria Unearthed. Contiene cinco discos que suman hasta 79 canciones, acompañados de un extenso libreto de más de cien páginas con notas explicativas.

Best of Johnny Cash on American: es una selección de los cuatro primeros álbumes grabados para American Recordings (American Recordings, Unchained, Solitary man y The man comes around).

My mother’s hymn book: es una colección de canciones espirituales que Cash aprendió de su madre, grabadas solo con la voz de Cash y una guitarra acústica.

Los otros tres discos (Who’s gonna cry, Trouble in mind y Redemption songs) reúnen tomas alternativas de canciones incluidas en los álbumes originales, actuaciones en directo o temas completamente inéditos que no llegaron a aparecer en ellos, como las versiones de Heart of gold de Neil Young, Bird on a wire de Leonard Cohen (con orquesta) o Redemption song de Bob Marley, con Joe Strummer (de The Clash).

Johnny Cash. Dolor y redención. Box Unearthed de 2003 (edición CD).
Johnny Cash. Dolor y redención. Box Unearthed de 2003 (edición CD). Caja contenedora, libreto en tapa dura y álbum de cinco CDs.
Johnny Cash. Dolor y redención. Box Unearthed de 2003 (edición CD). Álbum soporte para los cinco discos.

Del encuentro con Strummer dejó constancia una fotografía de enorme belleza y ternura. El resultado de esta colaboración es una evidencia del poder unificador y globalizador de la música: Johnny Cash, un «dinosaurio» de un género con frecuencia tildado de reaccionario como el country y Joe Strummer, líder de una de las bandas más relevantes del punk británico de los 70s (The Clash), versionando a dúo un himno reggae antinuclear de Bob Marley, Redemption song. En la fotografía mencionada Joe Strummer, con auriculares al cuello, apoya la cabeza en el hombro de Johnny Cash, que inclina afectuoso la suya sobre la frente de aquel. El perfil de Cash acusa el deterioro evidenciado por su nariz afilada y un cráneo demasiado visible sobre el que se tensa la piel. Nada hacía sospechar que Cash también sobreviviría a Strummer, que murió poco después a los cincuenta años víctima de un fallo cardíaco en diciembre de 2002. Las circunstancias dotan a esa fotografía de una carga emocional enorme, sobre todo si se contempla prestando atención al contraste de la voz cansada pero solemne de Cash («…but my hand was made strong / By the hand of the Almighty…») y la todavía revoltosa y agitadora de Strummer («Emancipate yourselves from mental slavery / None but ourselves can free our minds…»).

Johnny Cash. Dolor y redención. Fotografía de Johnny Cash y Joe Strummer en el libreto de la caja Unearthed de 2003 (edición CD).

Johnny Cash. Dolor y redención: American V. A hundred highways (2006)

Rick Rubin se había guardado un par de ases en la manga. Todavía quedaba material inédito de las sesiones de grabación en la «casa del lago» de Hendersonville.

El nuevo álbum póstumo con canciones registradas entre mayo y septiembre de 2003 se tituló American V. A hundred highways y reunía, entre otras, versiones de If you could read my mind (de Gordon Lightfoot, reinventada por Starz on 54 en 1998), Further on up the road de Bruce Springsteen o A legend in my time de Don Gibson.

Johnny Cash. Dolor y redención. Portada del álbum American V: A hundred highways (edición en CD), de 2006.
Johnny Cash. Dolor y redención. Contraportada del álbum American V: A hundred highways de 2006 (edición en CD), disco y libreto.

Johnny Cash. Dolor y redención: American VI. Ain’t no grave (2010)

En 2010 se publicó el segundo y hasta la fecha último álbum póstumo con material inédito grabado por Johnny Cash para American Recordings: American VI. Ain’t no grave, que incluye canciones como el clásico de Kris Kristofferson For the good times o Redemption day de Sheryl Crow.

Para la portada se eligió una fotografía de un Johnny Cash niño. En contraposición, el disco se abría con la última canción que llegó a grabar, un viejo gospel titulado: Ain’t No Grave (Can Hold My Body Down) donde, apremiado por el sonido de una cadenas (¿fantasmagóricas?) que hacen pensar en una cuerda de presos avanzando por el arcén de una carretera interminable, revela su serena expectativa de una muerte inminente. Su escucha resulta sobrecogedora.

La voz frágil de Cash, el arrastrar de cadenas, el eco del banjo y los latidos de piano parecen emerger de entre las piedras de la «casa del lago» de Hendersonville para conjurar su recuerdo. De entre las vetas de la madera de aquel refugio donde Johnny Cash se lamió las heridas del cuerpo y otras más profundas, y donde registró la enorme colección de canciones en las que con generosidad y coraje desnudó su alma con absoluta sinceridad. De entre las reliquias de aquel hogar que compartió hasta sus últimos días con June Carter, donde se sintió seguro y donde fue tan feliz como podía serlo un espíritu tan complejo y atormentado como el suyo.

De entre la piedra, la madera y las reliquias que él no llegó a ver calcinadas por el fuego del incendio que, en 2007, destruyó  aquella querida «casa del lago» en Hendersonville, Tennessee. Dolor y redención.

Johnny Cash. Dolor y redención. Portada del álbum American VI: Ain’t no grave (edición en CD), de 2010.
Johnny Cash. Dolor y redención. Digipack desplegado del álbum American VI: Ain’t no grave (edición en CD) de 2010, libreto con dibujos y notas manuscritas de Johnny Cash y flyer promocional.

Johnny Cash. Dolor y redención: El último show (2003)

Johnny Cash actuó por última vez en el Carter Family Fold de Hiltons, Virginia, el 7 de julio de 2003, interpretando el siguiente setlist:

  1. Folsom Prison Blues
  2. I Walk the Line
  3. Sunday Mornin’ Comin’ Down
  4. Ring of Fire
  5. Angel Band
  6. Big River
  7. Understand Your Man

Antes de abordar con voz quebrada la mítica Ring of fire (minuto 14:15 aproximadamente del video), Cash dedicó un breve elogio a June Carter, que había fallecido apenas dos meses antes, recordando al final que dicha canción había sido compuesta por ella (y Merle Kilgore):

«The spirit of June Carter overshadows me tonight with the love she had for me and the love I have for her. We connect somewhere between here and Heaven. She came down for a short visit, I guess, from Heaven to visit with me tonight to give me courage and inspiration like she always has, she never did want for me except courage and inspiration. I thank God for June Carter. I love her with all my heart».

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