Los Mambo Jambo: bailando «por dentro»

Presentación de «Exotic Rendezvous». Centro Cultural Delicias de Zaragoza, 25 de junio de 2021 (19:30h)

Durante este último año y medio Dani Nel.lo y sus secuaces no han estado parados. Fruto de su indomable inquietud compositiva acaban de sacarse de la manga de sus blazers (o de debajo de su fez si hablamos del epatante formato Arkestra) un nuevo disco de sugerente título: «Exotic Rendezvous». Y precisamente para presentar su nueva y brillante aventura instrumental aterrizaron Los Mambo Jambo este viernes en Zaragoza, después de hacer escala en el Teatro Muñoz Seca de Madrid la noche anterior.

Dani Nel.lo (saxo tenor y barítono, maracas), Ivan Kovacevik (contrabajo), Anton Jarl (batería) y Toni Mena (reemplazando las guitarras de Dani Baraldés) inflamaron La Rotonda del Centro Cultural Delicias desde el minuto uno poniéndonos Contra las cuerdas con un primer gancho. El elegante y arrollador sonido de este cuarteto, solo comparable al de una apisonadora (I’m a steamroller, baby…!, como diría Elvis Presley vía James Taylor), ostenta un nombre propio: Sonido Jambofónico. Y es que como dijo Carlos Zanón al glosar su último disco, Los Mambo Jambo son únicos, trascienden y multiplican en directo su buen hacer en estudio y demuestran que la música instrumental no es de difícil digestión si los instrumentos que la interpretan son capaces de expresarse con más elocuencia que cualquier voz.

La forma circular de La Rotonda resultó idónea para acentuar esa complicidad que buscan el jazz y el swing, dos géneros tan propicios para lograr la lúbrica comunión de almas y pieles. Una perfecta pista de baile para transportarnos a otra época con los trucos y maneras de Los Mambo Jambo, aunque las nuevas medidas de seguridad obligaran a hacerlo anclados a nuestros asientos. El propio Dani Nel.lo lo afirmó en un momento del show, antes de atacar El gran ciclón: «en realidad sé que estáis bailando por dentro», dijo. Y tenía toda la razón, no hay precaución que pueda reprimir o enjaular el selvático instinto que excita su música. Los creepers de cebra o leopardo y los derby cap bicolor de ellos, o los peep toe y los Mary Jane con lazo de ellas no paraban quietos bajo las sillas.

La primera mitad del show repasó casi íntegro (y prácticamente sin alterar el orden) el tracklist de «Exotic Rendezvous». Así, enlazaron sin tregua ¡Viva Sapo!, Después de medianoche, Doctor Serpiente (con la sabia recomendación de no llamarlo aunque nos encontremos mal), El gran ciclón, Rastro de carmín, Dizzy, Un disparo al agua, la exuberante Baraba Cumbero (con Dani Ne.lo y Toni Mena armados con maracas) y Cola de caimán (dedicada al saxofonista Willis «Gator Tail» Jackson). Desde el disco «Jambology» intercalaron Lago salado y Ases del baile (con dedicatoria a Lee Allen, saxofonista de The Blasters), antes de adentrarnos en la sensualidad polinesia de Exotic Rendezvous, tema que da título al nuevo trabajo del cuarteto y que fue el último en sonar en el repertorio.

El show estaba prácticamente terciado, pero no solo no decayó en ningún momento, sino que la energía y la temperatura aumentaban tema a tema. Anton Jarl seguía sin perder la sonrisa en la batería, Ivan Kovacevik desafiaba a la gravedad con su contrabajo (nueve kilos, así a ojo, manejados como una pluma), Toni Mena no fallaba una aunque acabara de incorporarse y Dani Nel.lo seguía soplando su saxofón como si se jugara la vida en ello. Y probablemente fuera así, dejando el alma en cada nota, porque cuando la música es vida se traduce en honestidad y virtuosismo.

Nos sorprendieron a continuación con un homenaje a esas luchadoras bolivianas («que pegan hostias como panes») conocidas como las Cholitas voladoras, que desde El Alto reivindican su lugar en la lucha libre profesional. Un espontáneo del público reclamó la trepidante versión que Los Mambo Jambo hacen de la sintonía de «El hombre y la Tierra» (composición del zaragozano Antón García Abril para el mítico programa de Félix Rodríguez de La Fuente). Pero íbamos a quedarnos sin escucharla, aunque a cambio Dani Nel.lo bromeó imitando el distinguido vuelo de un águila real antes de colgarse el voluminoso saxo barítono para abordar La caza y enlazarla con Roadrace. Llegó la hora de celebrar una Fiesta en el motel, aunque tratándose de esta banda y su querencia por lo pulp resulta difícil no imaginarse un cadáver flotando bocabajo en la piscina. La vertiginosa Carrera de ratas nos condujo hacia los bises a lomos de las «grasientas motocicletas de dos jinetes enfrentados» (así la describen las notas interiores del disco «Impacto inminente»). Después de hora y media de brillante espectáculo (no solo musical sino también visual porque a Los Mambo Jambo merece la pena verlos evolucionar sobre el escenario además de escucharlos), la exótica cita llegó a su final con la agotadora y exigente The whip, con un acelerado crescendo que dejó las sensaciones y las ganas en lo más alto.

El derroche de energía no pudo con Los Mambo Jambo, que no dudaron en encontrarse con el público en el vestíbulo del Centro Cultural Delicias para fotografiarse en su compañía y firmar vinilos y CDs a demanda.

Y así, llegó el momento de regresar a la realidad y patear el asfalto caliente de la ciudad. Porque con una sonrisa bajo la mascarilla, los creepers todavía bailongos, algún 45rpm bajo el brazo y tarareando cualquiera de las magnéticas melodías que habíamos disfrutado, pudimos constatar que, si bien la noche zaragozana volvía a ser cálida gracias a la reapertura de salas con música en directo, Los Mambo Jambo la habían vuelto tórrida.

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