Cuti y Elvis nos vuelven a reunir

Cuti canta a Elvis, edición 2023. Las Armas, Zaragoza. 26 de agosto de 2023, 22:00h

Fue Gabriela Lady Rock Añaños quien nos dio la clave en el restaurante Las Armas, justo antes de que en la sala contigua empezara el tradicional homenaje que Cuti Vericad brinda cada agosto a Elvis Presley: «nos perdemos la pista, vamos cada uno por nuestro lado», nos dijo Gabi con una sonrisa de oreja a oreja, «pero es Cuti quien nos termina reuniendo todos los años para esto». ¡Y cuánta razón tiene! Desde la primera vez en el Whisky Viejo, allá por 1994, Cuti celebra anualmente la memoria de Elvis en el mes que se cumple un nuevo aniversario de su (¿supuesta?) muerte. Y cada año suma una canción más al repertorio. Así, este año eran cuarenta y seis los temas previstos; uno por cada año transcurrido desde aquel aciago 16 de agosto de 1977. Cuti promete continuar con esta fórmula hasta 2027, cuando el repertorio alcance la abrumadora cifra de cincuenta canciones. ¡Que Elvis lo ampare y que aún tengamos algo que peinar en nuestras cabezas cuando llegue ese día!

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Johnny Cash. Dolor y redencion

Well, you wonder why I always dress in black / why you never see bright colors on my back… (Johnny Cash en The man in black, 1971)

I hurt myself today / To see if I still feel / I focus on the pain / The only thing that’s real… (Johnny Cash en Hurt, 2002)

Won’t you help to sing / These songs of freedom? / ‘Cause all I ever have / Redemption songs… (Johnny Cash con Joe Strummer en Redemption song, 2002)

Johnny Cash cantaba sin artificios.

Su voz era tan grave y severa como su vestuario habitualmente negro. Pero sin alterar su reciedumbre ni parecer impostada en su intención, también podía sonar pícara, preceptora o solemne. Capaz incluso de embaucar (por ejemplo con A boy named Sue), agitar (con I got stripes o Cocaine Blues) o emocionar (con Green green grass of home o Greystone Chapel) a los presos de las penitenciarías estatales en las que actuó en varias ocasiones.

Johnny Cash, desde sus inicios en los estudios Sun de Sam Phillips en Memphis, cantaba con la calma natural de un árbol que tiende sus raíces en tierra dura y cubierta de polvo. Sin pensarlo, simplemente haciéndolo. Por necesidad e instinto. Cash construía sus canciones a fuerza de vida (y no de una vida fácil precisamente), y las compartía con prístina sinceridad.

Sin embargo, aún podía alcanzar un grado más de pureza. Entrado ya en sus sesenta, la corteza del árbol empezó a desprenderse en las sesiones producidas por Rick Rubin para American Recordings. Hasta que en 2002, visiblemente castigado por la enfermedad, Johnny Cash nos mostró el alma en toda su desnudez.

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