Londres, octubre de 1843.
El escritor ocupaba la mesa más esquinada y oscura de Eb & Marley’s para evitar que algún admirador pudiera reconocerlo. Las peculiaridades del tabernero hacían de aquel local el más tranquilo en esa ribera del Támesis. El escritor necesitaba concentrarse y por eso había evitado el bullicioso The Prospect of Whitby, sin duda su preferido.
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