Próxima parada…

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Primavera de 1930. Camino de Cerecedo…

El autobús que atraviesa el Valle de Boñar es un Hispano-Suiza con matrícula leonesa y lo conduce Catalina García González. Ella nació cerca, en Puebla de Lillo, y conoce bien las sinuosas carreteras. Este tramo es de bajada y el vehículo casi tira solo, así que se permite disfrutar del verdor del bosque de Pardomino y del perfil de la Peña San Pedro contra el cielo de media mañana. Se ha puesto en marcha pasadas las siete y ya ha completado el primer trayecto de ida. Pronto verá asomar de nuevo la espadaña de la iglesia de Cerecedo. Durante la parada tendrá que ejercer como cartera, repartiendo el correo que ha recogido en Boñar. Debe darse prisa para completar el recorrido de vuelta y llegar a tiempo a la hora de las comidas en la pensión que también regenta. Su marido trabaja en las minas de San Andrés, como la mayoría de los hospedados en «Casa Catalina». Por la tarde volverá a repetir los dos trayectos con el autobús, hasta Boñar y volver, antes de la hora de las cenas.

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