‘Felinas’ en Madrid. Nat Simons deja abierta la jaula de las fieras…

Nat Simons, presentación de ‘Felinas’. La Sala del WiZink, Madrid, 24 de febrero de 2024, 21:00h.

Nat Simons cambió de registro y piel en 2021. Quedaba atrás el sosegado sonido de sus anteriores trabajos (Home on high de 2013 y Lights de 2018), que buscaban sus referencias en la tradición norteamericana del country, el folk o el rock (llamémosle) con raíces. Quizá mientras buscaba su reflejo en lagos inabarcables o cuando caminaba bajo un cielo inmenso respirando la fragancia de algún bosque primario, la inquieta mirada de Nat se cruzó con la de pumas y jaguares. Y es que un gran felino parece haberse convertido en el tótem que vela por los sueños húmedos de glam rock que ya impregnaron de intención y nuevos horizontes su álbum Felina de 2020. Durante su gira por salas fuimos testigos en primera línea de la transformación de una fiera salvaje que ansiaba liberarse y a la que cualquier escenario se le quedaba pequeño. Nat Simons se convertía cada noche ante nuestros ojos, como en el clásico de Jacques Tourneur, en una pantera cuya desbordante y sensual energía hacían caer los barrotes de una jaula cada vez más débil.

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Johnny Cash. Dolor y redencion

(Texto y fotos de Jesús Gella Yago)

Well, you wonder why I always dress in black / why you never see bright colors on my back… (Johnny Cash en The man in black, 1971)

I hurt myself today / To see if I still feel / I focus on the pain / The only thing that’s real… (Johnny Cash en Hurt, 2002)

Won’t you help to sing / These songs of freedom? / ‘Cause all I ever have / Redemption songs… (Johnny Cash con Joe Strummer en Redemption song, 2002)

Johnny Cash cantaba sin artificios.

Su voz era tan grave y severa como su vestuario habitualmente negro. Pero sin alterar su reciedumbre ni parecer impostada en su intención, también podía sonar pícara, preceptora o solemne. Capaz incluso de embaucar (por ejemplo con A boy named Sue), agitar (con I got stripes o Cocaine Blues) o emocionar (con Green green grass of home o Greystone Chapel) a los presos de las penitenciarías estatales en las que actuó en varias ocasiones.

Johnny Cash, desde sus inicios en los estudios Sun de Sam Phillips en Memphis, cantaba con la calma natural de un árbol que tiende sus raíces en tierra dura y cubierta de polvo. Sin pensarlo, simplemente haciéndolo. Por necesidad e instinto. Cash construía sus canciones a fuerza de vida (y no de una vida fácil precisamente), y las compartía con prístina sinceridad.

Sin embargo, aún podía alcanzar un grado más de pureza. Entrado ya en sus sesenta, la corteza del árbol empezó a desprenderse en las sesiones producidas por Rick Rubin para American Recordings. Hasta que en 2002, visiblemente castigado por la enfermedad, Johnny Cash nos mostró el alma en toda su desnudez.

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